4 ago 2011

Wislawa Szymborska



Wislawa Szymborska

bio-obra_

Wislawa Szymborska nace el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), en las proximidades de la ciudad polaca de Poznan. A los ocho años se traslada con su familia a Cracovia, ciudad en la que reside hasta la actualidad.
En la década de los cuarenta empieza a publicar en el diario Dziennik Polski, y más tarde en Zycie Literackie. Doctora Honorífica de la Universidad Adam Mickiewicz (Poznan) en 1995, al año siguiente se produjo lo que la propia poeta califica de “terremoto en su vida”: la obtención de los premios Club PEN polaco y, sobre todo, del Nobel de Literatura.
Ha publicado, entre otros, los siguientes libros de poemas: Por eso vivimos (1952), Preguntas a mí misma (1954), Llamando al Yeti (1957), Sal (1962), Mil alegrías – un encanto – (1967), Si acaso (1975), El gran número (1976), Gente en el puente (1986), Fin y principio (1993), Instante (2002), Dos puntos (2004) y Aquí (2009).



aceptando el premio nobel_

Se dice que en un discurso lo más difícil es siempre la primera frase... Pues ya la dije... Pero presiento que las que siguen van a ser igualmente difíciles, la tercera, la sexta, la décima, hasta la última, ya que debo hablar sobre poesía. Muy raras veces me he expresado acerca de este tema, casi nunca, y siempre con la convicción de que no lo hago muy bien. Por eso mi discurso no va a ser demasiado largo. Toda imperfección resulta más fácil de aguantar si se sirve en pequeñas dosis.
El poeta contemporáneo es escéptico y desconfía incluso -o más bien principalmente- de sí mismo. Con desgano confiesa públicamente que es poeta -como si se tratara de algo vergonzoso. En estos tiempos bulliciosos es más fácil que admitamos los vicios propios, con tal de causar efectos fuertes; mucho más difícil es reconocer las virtudes, ya que están escondidas más profundamente, y hasta uno mismo no cree tanto en ellas. En las encuestas o en los encuentros con amigos ocasionales, cuando el poeta se ve forzado a definir su profesión, acude al término genérico ``escritor'' o al de alguna otra profesión que adicionalmente ejerza. El empleado público o los eventuales compañeros de viaje reciben con cierta perplejidad e inquietud la noticia de que están tratando con un poeta. Sospecho que los filósofos también producen semejante inquietud. No obstante, ellos se encuentran en mejor situación, ya que generalmente pueden adornar su profesión con algún grado académico. Profesor de Filosofía -ya suena mucho más serio.
No existen profesores de poesía, lo que haría suponer que esta actividad requiere de estudios especializados, exámenes presentados en fechas precisas, disertaciones teóricas rematadas con bibliografía y notas y, finalmente, los diplomas recibidos con solemnidad. Todo esto, a su vez, significaría que para graduarse de poeta no bastarían las hojas de papel, aun cuando estuvieran llenas de excelentes versos, sino que se necesitaría, sobre todo, un papel con sello y firma. Recordemos que justamente ésta fue la razón por la que condenaron al destierro a Josef Brodsky, orgullo de la poesía rusa, quien más tarde fue galardonado con el Premio Nobel. A Brodsky se le clasificó como ``parásito'', por no contar con un certificado oficial que le permitiera ser poeta... Hace un par de años tuve el honor y la alegría de conocerlo en persona. Me di cuenta de que solamente a él, entre todos los poetas que he conocido, le gustaba llamarse a sí mismo ``poeta''; pronunciaba esta palabra sin conflictos internos y hasta con cierta desafiante desenvoltura. Pienso que se debía al recuerdo de las violentas humillaciones que sufrió en su juventud.

En países más dichosos, donde la dignidad humana no es transgredida tan fácilmente, los poetas, obviamente, quieren ser publicados, leídos y entendidos, pero ya no hacen nada o casi nada en su vida cotidiana para destacar entre la gente. Sin embargo, hace poco, en las primeras décadas de nuestro siglo, a los poetas les gustaba escandalizar con su ropa extravagante y con un comportamiento excéntrico. Aquellos no eran más que espectáculos para el público, ya que siempre tenía que llegar el momento en que el poeta cerraba la puerta, se quitaba toda esa parafernalia: capas y oropeles, y se detenía en el silencio, en espera de sí mismo frente a una hoja de papel en blanco, que en el fondo es lo único que importa.
Hay algo que resulta muy característico. Continuamente se filman películas biográficas sobre grandes científicos y artistas. La tarea de los directores más ambiciosos es mostrar en forma verosímil el proceso creativo que condujo a importantes descubrimientos científicos o a la creación de grandes obras de arte. Se puede, con aceptables resultados, mostrar el trabajo de algunos científicos: laboratorios, instrumentos diversos y aparatos puestos en marcha logran por unos momentos mantener la atención de los espectadores. Además, resultan muy dramáticas las escenas de suspenso, cuando un experimento repetido miles de veces logró dar finalmente, merced a una mínima modificación, con el resultado tan esperado. Espectaculares pueden ser las películas sobre pintores, ya que es posible reconstruir todas las fases de creación de un cuadro -desde la primera raya hasta la última pincelada. Las películas sobre los compositores se llenan con su música: desde los primeros compases, que el creador escucha en su interior, hasta la obra madura ya terminada y repartida entre varios instrumentos. Todo sigue siendo muy ingenuo y no dice nada sobre el extraño estado de ánimo que se conoce comúnmente como inspiración, pero por lo menos hay algo para ver y oír.

El peor de los casos es el de los poetas. Su trabajo resulta irremediablemente poco fotogénico. Uno permanece sentado a la mesa o acostado en un sofá, con la vista inmóvil, fija en un punto de la pared o en el techo; de vez en cuando escribe siete versos, de los cuales, después que transcurre un cuarto de hora, va a quitar uno y de nuevo pasa una hora en la que no ocurrirá nada_ ¿Qué clase de espectador podría soportar una cosa semejante?
He mencionado la inspiración. A la pregunta de qué cosa es, suponiendo que algo sea, los poetas contemporáneos responden de modo evasivo. Y no porque nunca hayan sentido los beneficios de este impulso interior, más bien se debe a otra causa: no es fácil explicar a los demás algo que ni siquiera se comprende bien.

Yo misma he evadido el asunto cuando me lo han preguntado. Y contesto lo siguiente: la inspiración no es privilegio exclusivo de los poetas ni de los artistas en general. Hay, hubo, habrá siempre un número de personas en quienes de vez en cuando se despierta la inspiración. A este grupo pertenecen los que escogen su trabajo y lo cumplen con amor e imaginación. Hay médicos así, hay maestros, hay también jardineros y centenares de oficios más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin, a condición de que sepan encontrar en él nuevos desafíos cada vez. Sin importar los esfuerzos y fracasos, su inquietud no desfallece. De cada problema resuelto surge un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, cualquier cosa que sea, nace de un perpetuo ``no lo sé''.

La gente así es bastante escasa. La mayoría de los habitantes de esta tierra trabaja porque necesita conseguir los medios de subsistencia, trabaja porque no le queda de otra. No fueron ellos quienes por pasión escogieron su trabajo, son las circunstancias de la vida las que escogen por ellos. El trabajo mal querido, el trabajo que aburre, es respetado únicamente porque no resulta accesible para todos, y está situación constituye una de las más penosas desgracias humanas. No se vislumbra que los siglos venideros traigan un cambio feliz al respecto.
Así pues, tengo derecho a decir que aunque le estoy escamoteando a los poetas el monopolio de la inspiración, de cualquier manera los coloco en un grupo reducido de elegidos por la suerte.

En este punto pueden surgir ciertas dudas en los oyentes, si consideran que a los diversos verdugos, dictadores, fanáticos, demagogos que luchan por el poder con ayuda de un par de consignas gritadas en tono muy alto, también les gusta su trabajo y también lo llevan a cabo celosamente. Cierto, pero ellos sí ``saben''. Saben, y lo que saben una sola vez les basta para siempre. Ya no tienen curiosidad por saber más, puesto que podría debilitarse su fuerza de argumentación. De modo que cualquier tipo de saber del que no surgen preguntas muy pronto fenece, pierde la temperatura propicia para la vida. En casos extremos, como es bien conocido en la historia antigua y contemporánea, puede resultar mortalmente amenazador para las sociedades.

Por lo anterior, estimo altamente estas dos pequeñas palabras: ``no sé''. Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo. Nos agrandan la vida hasta una dimensión que no cabe en nosotros mismos y hasta el tamaño en el que está suspendida nuestra Tierra diminuta. Si Isaac Newton no se hubiera dicho ``no sé'', las manzanas en su jardín podrían seguir cayendo como granizo, y él, en el mejor de los casos, solamente se inclinaría para recogerlas y comérselas. Si mi compatriota María Sklodowska-Curie no se hubiera dicho ``no sé'', probablemente se habría quedado como maestra de química en un colegio para señoritas de buena familia y en este trabajo, por otra parte muy decente, se le hubiera ido la vida. Pero siguió repitiéndose ``no sé'' y justo estas palabras la trajeron dos veces a Estocolmo, donde se otorgan los premios Nobel a personas de espíritu inquieto y en búsqueda constante.
También el poeta, si es un verdadero poeta, tiene que repetirse perpetuamente no sé. Con cada verso intenta responder, pero en el momento en que pone el punto final, le asaltan las dudas y empieza a advertir que su respuesta es temporal y en ningún caso satisfactoria. Entonces prueba otra vez y otra vez, para que a las sucesivas muestras de su insatisfacción consigo mismo los historiadores de la literatura las sujeten con un clip enorme para denominarlas La Obra.

A veces fantaseo con situaciones inverosímiles. Me imagino, por ejemplo, en mi osadía, que tengo la oportunidad platicar con Eclesiastés, autor de un lamento estremecedor sobre la vanidad de todas las empresas humanas. Me habría inclinado muy hondamente ante él, ya que es -por lo menos para mí- uno de los poetas más importantes. Pero luego lo habría cogido de la mano: ``Nada hay nuevo bajo el sol'', has escrito, Eclesiastés. Sin embargo, Tú mismo has nacido nuevo bajo el sol. Y el poema que has creado también es nuevo bajo el sol, ya que antes de Ti nadie lo había escrito. Y nuevos bajo el sol son tus lectores, puesto que los que vivieron antes que Tú no te podían leer. Y el ciprés, en cuya sombra te sentaste, no crece aquí desde el principio del mundo. Le dio origen otro ciprés, semejante al tuyo, pero no en todo igual. Y además te quisiera preguntar, Eclesiastés, ¿qué desearías escribir, ahora, de nuevo bajo el sol? ¿Algo con qué completar tus ideas, o tal vez tienes la tentación de negar algunas de ellas? En tu poema anterior concebiste también la alegría, y ¿qué hay del hecho de que resulte ser tan pasajera? ¿Tal vez sobre ella va a tratar tu nuevo poema bajo el sol? ¿Tienes ya algunos apuntes o primeros esbozos? Pues no dirás ``ya he escrito todo, no tengo nada que añadir''. Esto no lo puede decir ningún poeta, y mucho menos uno tan grande como Tú.

El mundo, a pesar de cualquier cosa que podamos pensar sobre él, espantados por su inmensidad y nuestra impotencia ante él, amargados por su indiferencia frente a los sufrimientos particulares de la gente, de los animales y tal vez de las plantas -ya que ¿de dónde proviene la certeza de que las plantas están libres de sufrimientos?-; a pesar de cualquier cosa que pensemos sobre sus espacios atravesados por la radiación de las estrellas, alrededor de las cuales se empieza a descubrir algunos planetas -¿ya muertos?, ¿todavía muertos?, no se sabe-; a pesar de cualquier cosa que pensáramos sobre este teatro inmenso, para el cual tenemos un billete de entrada pero su vigencia es ridículamente corta, limitada por dos fechas decisivas; a pesar de no sé qué cosa más que pudiéramos pensar sobre este mundo: es asombroso.

Pero en la expresión asombroso se esconde una trampa lógica. Nos causa asombro lo que sobresale de la norma conocida y comúnmente aceptada, de una obviedad a la cual estamos acostumbrados. Pues bien, un mundo así, obvio, no existe. Nuestro asombro es autónomo y no procede de ninguna comparación de ningún tipo.

De acuerdo, en el habla cotidiana, la cual no recapacita sobre cada palabra, usamos expresiones como la vida común, los acontecimientos comunes... Sin embargo, en la lengua de la poesía, donde se pesa cada palabra, ya nada es común. Ninguna piedra y ninguna nube sobre esa piedra. Ningún día y ninguna noche que le suceda. Y sobre todo, ninguna existencia particular en este mundo.
Todo indica que los poetas tendrán siempre mucho trabajo.


© The Nobel Foundation
 











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INSTANTE (2002) WISLAWA SZYMBORSKA
(TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN Y ABEL A. MURCIA SORIANO)

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INSTANTE

Camino por la ladera de una verdeante colina.
Hierba, florecillas en la hierba,
como si fuera un cuadro para niños.
Un neblinoso cielo ya azulea.
Una vista sobre otras colinas se extiende en silencio-

Como si aquí nada hubiera de cámbricos, silúricos,
ni rocas gruñéndose las unas a las otras,
ni abismos elevados,
ninguna noche en llamas
ni días en nubes de oscuridad.

Como si no pasaran por aquí llanuras
en febriles delirios,
en helados temblores.

Como si sólo en otros lugares se agitaran los mares
y desgarraran las orillas de los horizontes.

Son las nueve y media hora local.
Todo está en su sitio en ordenada armonía.
En el valle un pequeño arroyo cual pequeño arroyo.
Un sendero en forma de sendero desde siempre hasta siempre

Un bosque que aparenta un bosque por los siglos de los siglos, amén,
y en lo alto unos pájaros que vuelan en su papel de pájaros que vuelan.

Hasta donde alcanza la vista, aquí reina el instante.
Uno de esos terrenales instantes
a los que se pide que duren.

-
UNA DEL MONTÓN

Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.

Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo el cristal de un microscopio.

Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.

Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella
que para otros brilla.

¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.




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LAS NUBES

Con la descripción de las nubes
debería darme mucha prisa,
en una milésima de segundo
dejan de ser ésas y empiezan a ser otras.

Es propio de ellas
no repetirse nunca
en formas, matices, posturas y orden.

Sin la carga de ningún recuerdo
se elevan sin problemas sobre los hechos.

¡De qué van a ser testigos!,
en un segundo se disipan en todas direcciones.

Comparada con las nubes
la vida parece tener los pies sobre la tierra,
se diría que es inmutable y prácticamente eterna.

Frente a las nubes
hasta una piedra parece un hermano
en el que se puede confiar
y las nubes, nada, primas lejanas y frívolas.

Que exista la gente si quiere,
y después que se muera uno tras otro,
poco les importa a las nubes
esas cosas
tan extrañas.

Sobre toda Tu vida
y también la mía, aún incompleta,
desfilan pomposas igual que desfilaban.

No tienen la obligación de morir con nosotros.
No necesitan ser vistas para poder pasar.


-
NEGATIVO

En un cielo pardo
una nube más parda todavía
y el negro círculo del sol.

A la izquierda, es decir a la derecha,
la blanca rama de un cerezo con sus negras flores.

En tu oscuro rostro blancas sombras.
Te sentaste a la mesa
y pusiste en ella tus agrisadas manos.

Pareces un espíritu
que intenta invocar a los vivos.

(Como aún me cuento entre ellos
debería cobrar presencia y dar unos golpes:
buenas noches, es decir, buenos días,
adiós, mejor dicho, bienvenido.
Y no escatimarle preguntas a ninguna respuesta
si el sujeto es la vida
o, lo que es lo mismo, la tormenta que precede a la calma.



-
EL TELÉFONO

Sueño que me despierto
porque oigo el teléfono.

Sueño la seguridad
de que me llama un muerto.

Sueño que estiro la mano
para alcanzar el teléfono.

Pero ese teléfono,
distinto al que era,
se ha vuelto pesado,
como si agarrara a algo,
como si se clavara en algo,
como si sus raíces se enredaran con algo.
Tendría que arrancarlo
junto con toda la Tierra.

Sueño mi forcejeo
inútil.

Sueño con el silencio
porque ya no suena.

Sueño que me duermo
y me despierto de nuevo.







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LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.

Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.

Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.


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EL SILENCIO DE LAS PLANTAS

La relación unilateral entre vosotras y yo
no va mal de todo.

Sé lo que es hoja, pétalo, espiga, piña, tallo
y lo que os pasa a vosotras en abril y en diciembre.

Aunque mi curiosidad no es correspondida,
me inclino especialmente sobre algunas
y hacia otras levanto la cabeza.

Tengo nombres para vosotras:
arce, cardo, narciso, brezo,
enebro, muérdago, nomeolvides,
y vosotras no tenéis ninguno para mí.

Hacemos el viaje juntas.
Y durante los viajes se conversa ¿o no?
se intercambian opiniones al menos sobre el tiempo
o sobre las estaciones que pasan volando.

Temas no faltan, porque nos unen muchas cosas.
La misma estrella nos tiene a su alcance.
Proyectamos sombras según las mismas leyes.
Intentamos saber cosas cada una a su manera
y en lo que no sabemos también hay semejanza.

Lo aclararé como pueda, preguntadme y ya está:
qué es eso de ver con los ojos,
para qué me late el corazón
o por qué mi cuerpo no echa raíces.

Pero cómo contestar a preguntas nunca hechas,
si además se es alguien
para vosotras tan nadie.

Musgo, bosque, prados y juncales,
todo lo que os digo es un monólogo
y no sois vosotras quienes lo escucháis.

Hablar con vosotras es necesario e imposible.
Urgente en una vida apresurada
y está aplazado hasta nunca.


-
PLATÓN O EL PORQUÉ

Por oscuros motivos,
en desconocidas circunstancias
el Ser Ideal ha dejado de bastarse a sí mismo.

Podría haber durado y durado, sin fin,
hecho de la oscuridad, forjado de la claridad
en sus somnolientos jardines sobre el mundo.

¿Para qué diablos habrá empezado a buscar emociones
en la mala compañía de la materia?

¿Para qué necesita imitadores
torpes, gafes,
sin vistas a la eternidad?

¿Cojeante sabiduría
con una espina clavada en el talón?
¿Desgarrada armonía
por agitadas aguas?
¿Belleza
con desagradables intestinos en su interior
y Bondad
-para qué con sombra,
si antes no tenía-?

Ha tenido que haber algún motivo
por pequeño que aparentemente sea,
pero ni siquiera la Verdad Desnuda lo revelará
ocupada en controlar
el vestuario terrenal.

Y para colmo, esos horribles poetas, Platón,
virutas de las estatuas esparcidas por la brisa,
residuos del gran Silencio en las alturas...







-
UNA NIÑITA TIRA DEL MANTEL

Desde hace más de un año se está en este mundo,
y en este mundo no todo se ha examinado
y puesto bajo control.

Ahora a prueba están las cosas
que no pueden moverse solas.

Hay que ayudarlas en eso,
correrlas, empujarlas,
cogerlas de un lugar y trasladarlas.

No todas quieren, por ejemplo el armario,
la cómoda, la inflexible pared, la mesa.

Pero ya el mantel sobre la testaruda mesa
-si se lo agarra bien de las orillas-
muestra disposición al viaje.

Y sobre el mantel los vasos, los platitos,
una jarrita con leche, cucharitas y un tazón
hasta tiemblan de ganas.

Muy interesante,
qué movimiento elegirán
cuando se agiten en el borde:
¿recorrido por el techo?
¿vuelo alrededor de la lámpara?,
¿salto a la ventana y de ahí al árbol?

El señor Newton no tiene aún nada que ver con eso.
Que mire desde el cielo y agite los brazos.

Esta prueba tiene que hacerse.
Y se hará.


-
RECUERDOS

Estábamos charlando
y callamos de repente.
Había aparecido en la terraza una muchacha
¡qué belleza!,
demasiado bella
como para nuestra tranquila estancia allí.

Barbara miró apresurada a su marido,
Cristina puso la mano instintivamente
sobre la mano de Zbysek.
Yo pensé: te llamo,
por ahora –te diré- no vengas,
acaban de anunciar varios días de lluvia.

Sólo Agnieszka, viuda,
saludo a la bella con una sonrisa.


-
CHARCO

Recuerdo muy bien ese miedo infantil.
Evitaba los charcos tras la lluvia,
sobre todo los recientes.
Alguno podría no tener fondo,
aunque se pareciera a los otros.

Me meto y de pronto me caigo toda,
comienzo a volar hacia abajo,
y más y más abajo,
en dirección a las nubes reflejadas
y a lo mejor más allá.

Luego se seca el charco,
se cierra sobre mí,
y yo atrapada para siempre –dónde-
en un grito que no sale al aire.

Solamente después llegó el entendimiento:
no todos los accidentes
siguen las reglas del mundo,
y aun si lo quisieran,
no pueden suceder.

-
PRIMER AMOR

Dicen
que el primero es el más importante.
Eso es muy romántico,
pero no es mi caso.

Algo entre nosotros hubo y no hubo,
sucedió y tuvo su efecto.

No me tiemblan las manos
cuando encuentro pequeños recuerdos
y un fajo de cartas atadas con una cuerda
-si al menos fuera una cinta-.

Nuestro único encuentro tras los años
fue una conversación de dos sillas
junto a una fría mesita.

Otros amores
hasta ahora respiran profundamente en mí.
A éste le falta aliento para suspirar.

Y sin embargo justo así, como es,
puede algo que los otros no pueden todavía:
no recordado,
ni siquiera soñado,
me acostumbra a la muerte.

-
ALGO SOBRE EL ALMA  

Alma se tiene a veces.
Nadie la posee sin pausa
y para siempre.

Día tras día,
año tras año
pueden transcurrir sin ella.

A veces sólo en el arrobo
y los miedos de la infancia
anida por más tiempo.
A veces nada más en el asombro
de haber envejecido.

Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas,
como mover los muebles,
cargar las maletas
o recorrer caminos con zapatos apretados.

Cuando hay que cortar carne
o llenar solicitudes,
generalmente está de asueto.

De mil conversaciones
toma parte sólo en una,
y no necesariamente,
pues prefiere el silencio.

Cuando el cuerpo nos empieza a doler y doler,
escapa sigilosamente de su hora de consulta.

Es algo quisquillosa:
con disgusto nos ve en la muchedumbre,
le repugna nuestra lucha por supuestas ventajas
y el rumor de los negocios.

La alegría y la tristeza
no son para ella sentimientos distintos.

Sólo cuando se unen
está presente en nosotros.

Podemos contar con ella
cuando no estamos seguros de nada
y tenemos curiosidad por todo.

De los objetos materiales
le gustan los relojes con péndulo
y los espejos que trabajan afanosos
aunque no mire nadie.

No dice de dónde viene
ni cuándo se irá de nuevo,
pero evidentemente espera esa pregunta.

Según parece,
así como ella a nosotros,
nosotros a ella
también le servimos de algo.

-
HORA TEMPRANA

Todavía duermo
y mientras tanto suceden cosas.
Blanquea la ventana,
la oscuridad se vuelve gris,
el cuarto se desprende del espacio turbio,
buscan en él apoyo, titubeantes, pálidas estelas.

Sucesivamente, sin prisa,
porque es una ceremonia,
amanecen las superficies del techo y las paredes,
se separan las formas,
una de otra,
el lado izquierdo del derecho.

Clarean las distancias entre los objetos,
pían los primeros destellos
en el vaso, el picaporte.
No sólo parece, sino que es plenamente
aquello que ayer fue movido,
lo que se ha caído al suelo,
lo que se encierra en los marcos.
Solamente los detalles
no se han hecho aún visibles.

Pero atención, atención, atención,
muchas cosas indican que regresan los colores
y hasta la más pequeña recuperará el suyo,
junto con el matiz de la sombra.

Muy rara vez me sorprende, y debería.
Suelo despertarme como testigo tardío,
cuando el milagro está ya hecho,
el día establecido
y lo alboreante magistralmente transformado en matinal.

-
EN EL PARQUE

¡Oh! –se sorprende el niño-
¿quién es esa señora?

-Es la estatua de la Misericordia,
o algo así-
contesta la madre.

-Y por qué esa señora
está tan go...o...golpeada?

-No sé, que yo recuerde
siempre ha estado así.
El ayuntamiento tendría que hacer algo de una vez
o sacarla de aquí o restaurarla.
Venga, venga, vámonos.


-
CONTRIBUCIÓN A LA ESTADÍSTICA

De cada cien personas,

las que todo lo saben mejor:
cincuenta y dos,

las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,

las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,

las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco,

las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,

las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,

las capaces de ser felices:
como mucho, veintitantas,

las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,

las crueles
cuando las circunstancias obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,

las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,

las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera equivocarme,

las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,

las dignas de compasión:
noventa y nueve,

las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.

-
CIERTA GENTE

Cierta gente huyendo de cierta gente.
En cierto país bajo el sol
y bajo ciertas nubes.

Dejan tras de sí su cierto todo,
campos sembrados, ciertas gallinas, perros,
espejos en los que justamente se contempla el fuego.

Llevan en la espalda cántaros y hatillos,
cuanto más vacíos, cada día más pesados.

Tiene lugar calladamente el detenerse de alguien,
y en el tumulto, el arrancarle el pan alguien a alguien
o el sacudir al niño muerto de alguien.

Contínuamente ante ellos un cierto no hacia allá,
un no es éste el puente que hace falta
sobre un río extrañamente rosa.
Alrededor ciertos disparos, más lejos o más cerca,
y en lo alto un avión que, un poco, se balancea.

No estaría mal una cierta invisibilidad,
una cierta parda pedregosidad,
y aún mejor un cierto no-haber-sido
por un tiempo corto o hasta largo.

Algo ocurrirá todavía, pero dónde y qué.
Alguien les saldrá al paso, pero cuándo, quién,
de cuántas formas y con qué intenciones.
Si es que puede elegir,
quizás no quiera ser un enemigo
y los deje con una cierta vida.

-
FOTOGRAFÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE

Saltaron hacia abajo desde los pisos en llamas:
uno, dos, todavía unos cuantos
más arriba, más abajo.

La fotografía los mantuvo con vida,
y ahora los conserva
sobre la tierra, hacia la tierra.

Todos siguen siendo un todo
con un rostro individual
y con la sangre escondida.

Hay suficiente tiempo
para que revolotee el cabello
y de los bolsillos caigan
llaves, algunas monedas.

Siguen ahí, al alcance del aire,
en el marco de espacios
que justo se acaban de abrir.

Sólo dos cosas puedo hacer por ellos:
describir ese vuelo
y no decir la última palabra.

-
EQUIPAJE DE VUELTA

Rincón de pequeñas tumbas en el cementerio.
Nosotros los de largas vidas, los evitamos a hurtadillas
como evitan los ricos los barrios de los pobres.

Aquí yacen Zosia, Jacek y Dominik
arrebatados prematuramente al sol, a la luna,
al movimiento de los astros, a las nubes.

Poca provisión hicieron en su equipaje de vuelta.
Jirones de imágenes
en número no excesivamente plural.
Un puñado de aire con una fugaz mariposa.
Una cucharada de amargo conocimiento con sabor a medicina.

Pequeñas desobediencias,
y de ellas alguna mortal.
La alegre persecución de una pelota por la carretera.
La felicidad de patinar por el frágil hielo.

Ése de ahí, y aquella de al lado, y aquéllos de la orilla:
antes de llegar a crecer hasta el picaporte,
a estropear el reloj,
a romper el primer cristal.

Margarita, cuatro años,
y de ésos, dos en cama y con la vista en el techo.

Rafa: para los cinco años le faltó un mes,
y a Susi las navidades
y la neblina del vaho que se eleva en el frío.

Qué decir de un día de vida,
de un minuto, un segundo,
¿oscuridad y el brillo de una bombilla y otra vez oscuridad?

KÓSMOS MAKRÓS
CHRÓNOS PARÁDOKSOS
Sólo la lengua griega tiene palabras para esto.


-
BAILE 

Mientras no se sepa aún algo seguro,
pues no nos llegan todavía señales,

mientras la Tierra siga siendo diferente
a los planetas hasta ahora cercanos y lejanos,

mientras no se diga ni se escuche nada
sobre otras hierbas honradas por el viento,
sobre otros árboles ceñidos por coronas,
sobre otros animales comprobados como aquí,

mientras no haya un eco, además del nativo,
que sea capaz de entrecortar palabras,

mientras no haya noticia
de peores o mejores mozarts,
edisons, platones,

mientras nuestros crímenes
puedan rivalizar sólo entre sí,

mientras nuestra bondad
siga sin parecerse a nada
y siendo excepcional hasta en su imperfección,

mientras nuestras cabezas llenas de ilusiones
se consideren las únicas cabezas llenas de ilusiones,

mientras sólo desde la bóveda de nuestras bocas
pueda ponerse un grito en el cielo,

sintámonos huéspedes de este refugio,
distinguidos y extraordinarios,
bailemos al son de la banda local

y hagamos como si éste fuera
el baile de los bailes.

No sé si para otros,
para mí esto es del todo suficiente
para ser feliz e infeliz:

un rincón modesto,
en el que las estrellas den las buenas noches
y hacia el que parpadeen
sin mayor significado.


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APUNTE

Vida: única manera
de cubrirse de hojas,
tomar aliento en la arena,
alzar el vuelo con alas;

ser perro
o acariciar su cálido pelaje;

distinguir el dolor
de todo lo que no lo es;

tener lugar en los hechos,
meterse en las vistas,
buscar el menor de los errores.

Excepcional ocasión
para recordar por un momento
sobre qué se habló
con la lámpara apagada;

y para una vez al menos
tropezar con una piedra,
mojarse con alguna lluvia,
perder la llave en la hierba;

y dirigir la mirada tras una chispa en el viento;

y sin cesar no saber
algo importante.


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LISTA

He hecho una lista de preguntas,
cuyas respuestas ya no alcanzaré a saber,
porque es demasiado pronto para ello,
o porque seré incapaz de entenderlas.

La lista de preguntas es larga,
toca temas importantes y menos importantes,
pero como no quiero aburriros
sólo revelaré algunas de ellas:

Qué era real
y qué apenas si lo parecía
en este auditorio
estelar y bajo las estrellas
donde es necesario tanto billete de entrada
como billete de salida;

Qué pasa con todo ese mundo vivo
que no tendré tiempo
de comparar con otro mundo vivo;

Sobre qué escribirán
pasado mañana los diarios;

Cuándo acabarán las guerras
y por qué otra cosa serán sustituidas;

En qué dedo corazón estará ahora
el anillo del alma
que a mí me fue robado, que perdí;

Cuál es el lugar del libre albedrío
que es capaz de ser y de no ser
al mismo tiempo;

Qué ha sido de decenas de personas:
¿nos habremos conocido realmente?

Qué intentaba decirme M.,
cuando ya no podía hablar;

¿Por qué tomé por buenas
cosas malas
y qué necesito
para no volver a equivocarme?

Tomé nota antes de dormirme
de algunas preguntas.
Al despertarme
ya no pude leerlas.

A veces sospecho
que se trata de un código preciso.
Pero ésta también es una pregunta
que me abandonará algún día.


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TODO

Todo:
palabra impertinente y henchida de orgullo.
Habría que escribirla entre comillas.
Aparenta que nada se le escapa,
que reúne, abraza, recoge y tiene.
Y en lugar de eso,
no es más que un jirón de caos.


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DOS PUNTOS (2004) WISLAWA SZYMBORSKA
(TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN Y ABEL A. MURCIA SORIANO)

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AUSENCIA
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ABC
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ACCIDENTE DE TRÁFICO


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MAÑANA – SIN NOSOTROS

Se esperaba una mañana fría y con niebla.
Por el oeste
Se avecinan nubes de lluvia.
La visibilidad será escasa.
Condiciones adversas para la circulación.

Según avance la jornada, la gradual
influencia de una cuña anticiclónica por el norte
hará posibles algunos claros.
A pesar de ello, ráfagas fuertes y racheadas de viento
Pueden ir acompañadas de tormentas.

Por la noche,
cielos despejados en casi todo el país,
sólo en la parte sureste
podrían darse algunas precipitaciones.

Las temperaturas bajarán considerablemente,
pero aumentará la presión atmosférica.

El día siguiente
se anuncia soleado,
si bien a los que siguen viviendo
todavía les será de utilidad el paraguas.


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MORALIDAD SILVESTRE
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ACONTECIMIENTO
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CONSUELO


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EL VIEJO CATEDRÁTICO


Le pregunté sobre aquellos tiempos
en que éramos tan jóvenes,
ingenuos, entusiastas, tontos, inexpertos.

Algo de eso ha quedado, excepto la juventud
-respondió.

Le pregunté si todavía sabe a ciencia cierta
lo que es bueno y lo que es malo para el hombre.

La más mortífera ilusión posible
-respondió.

Le pregunté por el futuro,
si lo sigue viendo claro.

He leído demasiados libros de historia
-respondió.

Le pregunté por la fotografía,
esa en el marco, sobre el escritorio.

Fueron, pasaron. Mi hermano, mi primo, mi cuñada,
mi esposa, mi hijita sobre las rodillas de mi esposa,
el gato en los brazos de mi hijita,
y un cerezo en flor, y sobre el cerezo
un pájaro volador no identificado
-respondió.

Le pregunté si es a veces feliz.

Trabajo
-respondió.

Le pregunté por los amigos, si todavía tiene.

Algunos de mis antiguos ayudantes,
que también tienen antiguos ayudantes,
la señora Luzmila, que gobierna mi casa,
alguien muy cercano, pero en el extranjero,
dos señoras de la biblioteca, las dos sonrientes,
el pequeño Gregorio de enfrente y Marco Aurelio
-respondió.

Le pregunté por la salud y por su estado de ánimo.

Me prohíben el café, el vodka, los cigarros,
cargar recuerdos y objetos pesados.
Tengo que fingir que no lo oigo
-respondió.

Le pregunté por el jardín y el banco en el jardín.

Cuando la noche es serena observo el cielo.
No deja de asombrarme cuántos puntos de vista hay ahí
-respondió.



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PERSPECTIVA

Se cruzaron como dos desconocidos,
sin gestos ni palabras,
ella de camino a la tienda
él de camino hacia el coche.
Quizá entre la consternación,
o el desconcierto,
o la inadvertencia,
de que por un breve instante
se amaron para siempre.
No hay sin embargo garantía
de que fueran ellos.
Quizá de lejos sí,
pero de cerca en absoluto.
Los vi desde la ventana,
y quien mira desde arriba
se equivoca con mayor facilidad.
Ella desapareció tras una puerta de cristal,
él subió al coche
y arrancó rápidamente.
Así que no pasó nada
ni siquiera si pasó.
Y yo sólo por un momento
segura de lo que vi,
intento ahora en un poema casual
convenceros a Vosotros, Lectores,
de que aquello fue triste.

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LA CORTESÍA DE LOS CIEGOS
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MONÓLOGOS DE UN PERRO ENREDADO EN LA HISTORIA
-
ENTREVISTA CON ÁTROPO
-
EL HORRIBLE SUEÑO DE UN POETA
-
LABERINTO


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FALTA DE ATENCIÓN

Ayer me porté mal en el cosmos.
Viví todo el día sin preguntar por nada,
sin sorprenderme de nada.
Realicé acciones cotidianas,
como si fuera lo único que tenía que hacer.
Aspirar, espirar, un paso tras otro, obligaciones,
pero sin pensamientos que fueran más allá
de salir de casa y volver a casa.
El mundo podría ser tenido por un mundo loco
y yo lo tuve para mi propio y trivial uso.
Ningún cómo, ningún por qué,
o de dónde ha salido éste,
o para qué quiere tantos impacientes detalles.
Fui como un clavo superficialmente clavado a la pared,
o
(aquí una comparación que no se me ha ocurrido).
Uno tras otro se fueron sucediendo cambios
incluso en el limitado campo de un abrir y cerrar de ojos.
En la mesa más joven, con una mano un día más joven
había pan de ayer cortado de forma distinta.
Las nubes como nunca y la lluvia como nunca,
porque era con otras gotas que llovía.
La Tierra giraba sobre su eje
pero en un espacio abandonado para siempre.
Duró sus buenas 24 horas.
1.440 minutos de ocasiones.
86.400 segundos que mirar.
El cósmico savoir-vivre
aunque calla sobre nuestro asunto,
exige, sin embargo, algo de nosotros:
una cierta atención, un par de frases de Pascal
y una sorprendente participación en este juego
de reglas desconocidas.



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ESTATUA GRIEGA
Con la ayuda de la gente y otros elementos
el tiempo ha hecho con ella un buen trabajo.
Primero eliminó la nariz, después los genitales.
Luego los dedos de las manos y los pies,
con el paso de los años los brazos, uno tras otro,
el muslo derecho y el muslo izquierdo,
los hombros, las caderas, la cabeza y las nalgas,
y lo ya caído lo ha hecho pedazos,
escombros, residuos, arena.
Cuando así muere alguien vivo,
brota mucha sangre tras cada golpe.
Las estatuas de mármol, sin embargo, mueren blancamente
y no siempre del todo.
De ésta que hablamos ha quedado el torso
y está como contenido en el esfuerzo de la respiración,
porque ahora debe
atraer
hacia sí
toda la gravedad y la gracia
del resto perdido.
Y eso lo consigue,
eso aún lo consigue,
sigue y deslumbra,
deslumbra y perdura.
El tiempo también merece una mención elogiosa,
porque ha hecho una pausa
y algo dejó para después.

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DE HECHO CUALQUIER POEMA 
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AQUÍ (2009) WISLAWA SZYMBORSKA
(TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN Y ABEL A. MURCIA SORIANO)
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AQUÍ

No sé cómo en otras partes
pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.

Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.

Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.

Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentra bonitos.

Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.

La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.

Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.
                                                                [los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápidos
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.

Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes - la gente es mala.
Descansen - la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.

La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.

Y por si eso fuera poco, 
giras sin billete en un carrusel de planetas
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.

Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento se te lleve a ninguna parte.

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PENSAMIENTOS QUE ME ASALTAN EN CALLES TRANSITADAS
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IDEA
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ADOLESCENTE
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MI DIFÍCIL VIDA CON LA MEMORIA
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MICROCOSMOS

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FORAMNÍFERAS

Pues sí, por ejemplo las foramníferas.
Vivían aquí, porque estaban, y estaban, porque vivían.
Como podían, ya que podían y eran capaces.
En plural, por plurales,
aunque todas por separado,
en su propia, porque propia,
concha calcárea.
Capa a capa, porque en capas,
el tiempo después las resumió,
sin entrar en detalles
porque piedad con los detalles.
Y he aquí que tengo enfrente
dos paisajes en uno:
un lamentable cementerio
de descansos eternos
o sea
sorprendentes rosas blancas,
salidas del mar, de un mar azul,
rocas que están aquí, porque están.


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ANTES DE SALIR DE VIAJE
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DIVORCIO

Para los niños el primer fin del mundo de su vida.
Para el gato un nuevo dueño.
Para el perro una dueña nueva.
Para los muebles escaleras, golpes, carga, descarga.
Para las paredes claros cuadrados tras los cuadros
                                                                   [descolgados.
Para los vecinos de la planta baja un tema, una pausa
                                                                  [en el hastío.
Para el coche mejor que fueran dos.
Para las novelas, la poesía - de acuerdo, llévate lo que
                                                                        [quieras.
Peor para la enciclopedia y el vídeo,
ah, y para el manual de ortografía,
donde tal vez se explique el tema de los dos nombres:
si todavía unirlos con la conjunción "y",
o ya separarlos con un punto.

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TERRORISTAS
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EJEMPLO

La tormenta
arrancó anoche todas las hojas del árbol
menos una de ellas,
dejada
para que se columpiara sola en una rama desnuda.

En este ejemplo
la Violencia demuestra
que sí,
que en ocasiones le gusta bromear.

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IDENTIFICACIÓN
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NO LECTURA
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RETRATO DE MEMORIA
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SUEÑOS
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EN LA DILIGENCIA
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ELLA FITZGERALD EN EL CIELO

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VERMEER

Mientras esa mujer del Rijksmuseum
con esa calma y concentración pintadas
siga vertiendo día tras día
leche de la jarra al cuenco
no merecerá  el Mundo
el fin del mundo.



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METAFÍSICA
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